The Wizart on Sat, 8 Dec 2001 15:22:01 +0100 (CET)


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[nettime-lat] Net Art confronta al poder institucional


Aunque pocos lo saben, existen dos Pirelli y los dos ocurren en el Museo de 
Arte Contemporáneo de  Caracas Sofía Imber: uno en la sede de Parque 
Central y otro en la dirección web del museo. Pero el dominio maccsi.org no 
es de la institución museística. Un artista, Yucef Merhi, se ha apropiado 
de la dirección y ha establecido allí un salón paralelo con otros 
venezolanos que se dedican al arte digital. Utilizan el mismo nombre del 
caucho, pero son distintos. Esta es la historia del otro Pirelli

[ Texto Luis Martínez ]

La dirección electrónica del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía 
Imber, www.maccsi.org, literalmente, no tiene nada que ver con el museo. Al 
entrar, se ve la edificación, cómo no, y las siglas, Maccsi, que no llaman 
a engaño: es un museo y es el museo de Parque Central. Hay una figura de un 
ovni que pasea por toda la pantalla del computador. Es extraña, es ilógica, 
pero así es el arte, se podría decir. La imagen del edificio invita a hacer 
clic y efectivamente el internauta ve obras artísticas, específicamente del 
"V Salón Pirelli de Artistas Digitales". Trabajos de Patricia Cazorla, 
Carolina Blanco Fernández, Carlos Gómez de Llanera, Dan Loaiza, Guillermo 
Torres Troconis, Conny Viera, Marcelo D'Orazio, Paola Tábora, entre otros. 
Quien esté un poco enterado, podrá imaginarse que son los mismos 
participantes que se ven en el museo de "verdad" (salvo Tábora, ningún 
artista participa en los dos sitios).

Y es que el maccsi.org no es del Maccsi y por ello hay dos muestras que 
tienen el mismo nombre de caucho pero en realidad son diferentes. Por ello 
el salón digital es poco conocido y en el Museo de Arte Contemporáneo no 
quieren hablar de él.

El V Salón Pirelli de Artistas Digitales (que en realidad no es el quinto 
sino el primero) surge de un artista, Yucef Merhi, que, conociendo cómo se 
maneja los dominios en la red (los nombres se registran por dos o un año y 
para seguir teniéndolo, se debe pagar la cuota, de lo contrario queda libre 
y llegan oportunistas y toman las direcciones libres).

Pero, al parecer, Merhi tomó maccsi.org no para ganar dinero sino hacer una 
propuesta, en este caso, arte digital. "El proceso de intervención de la 
página que perteneció al Maccsi desde hace más de 5 años, se inicia cuando 
me percato de que el portal presentaba fallas técnicas. A partir de ese 
momento comienzo un seguimiento que dura varias semanas hasta que 
finalmente advierto que el dominio de esta institución es liberado por no 
haberse renovado el pago anual. En ese momento procedo a adquirir el 
dominio y con ello la introducción de una propuesta dirigida a reformular 
los actuales parámetros expositivos del arte contemporáneo venezolano".

"Si bien se ha catalogado esta acción como ilícita o subversiva, se debe a 
la ignorancia de quienes han manipulado la información. La estrategia que 
desarrollé para obtener el dominio del Museo de Arte Contemporáneo Sofía 
Imber fue enteramente legal. Como he dicho anteriormente a los medios de 
comunicación, esta acción se sustenta en la incompetencia de los que están 
a cargo del museo. Curiosamente, Sofía Imber fue la única persona 
interesada en que el Maccsi obtuviese nuevamente su dominio, que por cierto 
está registrado en centenares de bases de datos alrededor del mundo".
A soto voce se comenta que quienes dirigen el museo no están interesados en 
obtener nuevamente el dominio (ni siquiera el maccsi.org.ve -que también 
registró la institución, la dejó perder y por supuesto, la tomó Merhi-), ni 
entablar demandas, ni hacer "ruido" del asunto (que podrían hacerlo con 
toda legitimidad) por los nuevos rumbos que se plantearía la institución.

¿Arte subversivo?

El Maccsi no es que nunca hizo nada por recuperar su dominio. Lo hizo a 
comienzo de año, aprovechando que Merhi tenía un montaje en la Galería de 
Arte Nacional. Comenta Merhi que él planteó ante dos representantes del 
museo que en la dirección tuviera un espacio dedicado al arte digital, 
"donde se pudiera promover el talento venezolano en lo que concierne al Net 
Art (arte en la red). Lamentablemente los representantes de la institución 
negaron la posibilidad de realizar esto, basándose en la imagen tradicional
y conservadora que caracteriza al museo y su colección".

"Para ese momento (febrero de ese año) se publican en los medios impresos 
las bases del V Salón Pirelli de Jóvenes Artistas. Paralelamente, una 
periodista del diario El Mundo entrevista a María Luz Cárdenas, curadora 
del Salón Pirelli y regente de la Dirección de Artes Visuales, quien afirmó 
que la tecnología conduce al agotamiento, declarando: "Quisiéramos que los 
jóvenes despegaran un poco, que no se queden tanto en la utilización de la 
tecnología. Hay que replantearse el dibujo, hay que replantearse la 
pintura". No es un secreto la antipatía que siente María Luz por la 
tecnología, pero anunciar esto públicamente, considerando el cargo que 
desempeña, es una aberración", señala Merhi.

En ese momento, decide crear el Salón Pirelli de Jóvenes Artistas 
Digitales. "Todas las bases fueron adaptadas al medio electrónico, siendo 
algunas cláusulas modificadas en su totalidad, como el límite de edad o la 
imposibilidad de alterar un trabajo una vez enviado el proyecto. 
Adicionalmente, introduje un formulario que permitiese a los artistas 
ingresar sus datos y enviar sus proyectos por Internet, de modo tal que 
todos los registros quedaban guardados automáticamente. De esta manera 
inicié lo que podría ser considerado como el primer salón de arte digital 
venezolano".

El pasado primero de noviembre se llevó a cabo la inauguración de este 
Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales. Pero no hubo brindis 
presencial ni los discursos de rigor: se realizó un encuentro en un chat 
room, donde los artistas participantes, ubicados en distintos puntos del 
globo terráqueo, dialogaron con los usuarios/espectadores que asistieron al 
peculiar evento.

Para Merhi este Salón Pirelli de Jóvenes Artistas Digitales es una muestra 
totalmente independiente de las estructuras tradicionales del arte. 
"Resulta necesario crear vías alternativas para que los artistas puedan 
seguir creando y exhibiendo sus trabajos. Sin embargo, es fundamental 
adoptar un enfoque distinto a lo que se entiende hoy por arte. No es 
posible que los artistas sean tratados como individuos cuyo propósito 
reside en decorar el interior de un museo. Los artistas no son decoradores 
de interiores, aunque existan excepciones como el americano Jorge Pardo".

"Bajo estas circunstancias, Internet se presenta como un medio eficaz para 
expandir la noción del arte contemporáneo. En una reciente entrevista 
realizada a Nam June Paik, considerado el precursor del video-arte, comentó 
que Internet resulta un medio apasionante ya que los artistas pueden 
colaborar con otros artistas alrededor del mundo, abriéndose la posibilidad 
a un nuevo tipo de arte. Este Salón Digital ofrece la oportunidad de 
establecer un diálogo mucho más dinámico y contemporáneo en relación con el
discurso tradicionalista que muchas instituciones venezolanas todavía 
insisten en sostener".

Yucef Merhi es, por supuesto, artista que desde muy temprana edad se ha 
interesado por la conjunción del arte y la tecnología. Desde 1999 reside en 
Nueva York y como curador del Salón no tiene ninguna obra presente en el 
dominio maccsi.org. Pero actualmente expone en una muestra colectiva en el 
New Museum of Contemporary Art, de Nueva York. La exhibición, titulada 
Cin-O-matic, está constituida por 5 proyectos que presentan un nuevo 
enfoque de la experiencia cinematográfica. "La pieza que estoy presentando 
se llama net@ari (léase net-at-ari) y consiste en una película que a 
diferencia de los filmes tradicionales en vez de haber sido filmada fue 
programada, y no en un computador precisamente sino en la histórica consola 
de video juego conocida como Atari 2600.

La película es generada en tiempo real mediante una serie de instrucciones 
elaboradas en el lenguaje de programación Basic. El film está conformado 
por 2 personajes rectangulares que continuamente se desplazan por la 
pantalla; en el momento en que los personajes coinciden se establece un 
diálogo que es convertido en tonos musicales, creándose una melodía 
aleatoria de 8 bits".

Luego de conocer la historia del dominio maccsi.org, el ovni que da la 
bienvenida a los visitantes del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas 
Sofía Imber, no resulta para nada extraño. Y es el símbolo evidente de lo 
que ocurre allí.



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