Liliana Quintero on Wed, 12 Jun 2002 19:33:02 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] Tercera parte y ultima del ensayo


Les envío la última parte del ensayo Aproximación a una
problematizacción del concepto de
técnico:

Por otra parte, en No escribo sin luz artificial, J. Derrida hace una
crítica a la forma como se ha
cuestionado a la máquina. A nuestro autor le parece que es normativa y
simple la forma de
abordar el problema de la relación entre el hombre y la máquina. Ilustra
con un ejemplo: la
máquina de escribir es vista como algo negativo en el sentido de que la
forma de escribir sin ella
es  más pròxima a lo humano. Quizá podría establecerse una analogía con
lo afirmado por
Walter Ong en su texto Oralidad y escritura, ya que los  griegos de la
época de Homero
valoraban lugares comunes porque no sólo los poetas sino el mundo
intelectual oral o el mundo
del pensamiento dependía de la constitución formularia del pensamiento.
Este conocimiento, una
vez adquirido, tenía que repetirse constantemente o se perdía. Para la
época de Platón, los
griegos por fin habían interiorizado efectivamente la escritura. El
almacenamiento del
conocimiento escrito liberó la mente hacía el desarrollo de un
pensamiento más abstracto. Pero
aún así Platón considera la escritura más artificial, ya que aleja y
mediatiza,  a diferencia de la
oralidad que le parece más cercana al alma. Quizá algo parecido sucede
con la pluma y la
máquina de escribir.

Pero Derrida cuestiona que el fin de la máquina de escribir no es
facilitar la escritura, sino que su
uso, como el de cualquier otra máquina,  crea, entre éstas y el ser
humano, nuevas relaciones
mucho más complejas, ya que no sólo hay una intervención del artificio,
sino una
intencionalidad que le corresponde. Heidegger dice que la práctica del
pensamiento es la mano,
pero Derrida cuestiona si en realidad se sustituye lo manual cuando hay
una intervención de la
máquina. Más bien, lo que sucede es "otra inducción, otra orden del
cuerpo a la mano, y de la
mano a la escritura".

Toda la historia de la escritura ha sido dominada por la mano, aquí el
problema fundamental es
la introducción del artefacto, es el desplazamiento paulatino de la
mano, pero quizá lo que habría
que cuestionarse no es la sustitución, sino la forma en cómo se usa la
mano, ya que  intervienen
las dos manos y se usan todos los dedos. "Todo esto formará parte,
durante cierto tiempo
todavía, de una historia de la digitalidad."

Pero, qué sucede cuando a parte de la modificación de la mano surge un
momento donde la
máquina  responde, donde hay un diálogo con un "interlocutor anónimo".
La pregunta que plantea Derrida es que aparte del diálogo hay algo que
no sabemos de la
máquina, no sabemos su función y ésta se convierte en un dispositivo
ficcional. "En ese secreto
sin misterio reside frecuentemente nuestra dependencia respecto a muchos
instrumentos de la
tecnología moderna que sabemos utilizar, sabemos para qué sirven, sin
saber qué sucede  con
ellos, en ellos, en su territorio; y esto debería hacernos pensar sobre
nuestra relación con la
técnica hoy, sobre la novedad histórica de esta experiencia."

La representación del hombre ante el aparato resulta alucinatoria, hay
una "antropologización"
del aparato. El aparato no es predecible, es un "otro vigilante".
Habrá entonces que replantearnos el concepto de experiencia, habrá que
replantear la relación
con nuestro cuerpo, ¿acaso el aparto se convierte en una extensión de
nuestro cuerpo?  De
alguna manera podemos responder afirmativamente, pero en los aparatos
hay también
intencionalidad y determinada sistematización, en ellos se aplica cierta
criterología. Existe un
criterio para que la cámara o el aparato seleccione aquello que quiere
ver y no puede ver más que
eso;  además, tiene su propia forma de ver.

La modificación del exterior a partir de la web es algo muy interesante
planteado por Derrida, ya
que, a partir de una nueva relación con la máquina,  la forma de
percibir la experiencia también
se altera. La computadora crea otro lugar, otro espacio paradójico,
porque es exterior y la vez
tiene una parte alucinatoria, pues, más que haber un lugar específico,
es  un movimiento y un
transcurrir continuos.  "Ya no existe el exterior. O mejor dicho, en
esta nueva experiencia de la
reflexión especular, `hay más exterior´ y la vez ya no hay exterior. Uno
se ve sin verse envuelto
en la espiral de ese fuera / dentro, arrastrado por otra puerta
giratoria del inconsciente, expuesto
a otra llegada del otro".

Otra característica de esta alteración es la ubicuidad: el exterior no
sólo se modifica, sino que
también nos atraviesa esta forma azarosa de penetrar distintos lugares y
poder estar en varios y
perdernos en el abismo de lo hallado. ¿Qué es lo que modifica esta forma
de relacionarnos con
lo técnico? Habrá que replantear las "relaciones del pensamiento con la
imagen, con el lenguaje,
con la idea, con el archivamiento, con el simulacro, con la
representación."

En suma, nos parece importante recuperar el sentido de poiesis, como
dice Heidegger, y reparar
en la relación estrecha de la técnica con su estructura fundamental
conforme a sus fines; en un
sentido más ético, la propuesta habermasiana nos invita, tanto a tomar
conciencia del  sentido
global y serial de lo técnico, como a proponer una modificación en sus
relaciones con lo humano
en un ámbito más humano y, por  lo tanto, menos excluyente. En este
mismo orden de ideas,
Derrida también proyecta un cambio en la forma de relacionarnos con lo
técnico en la que
confrontarnos al punto límite todos los discursos.

Quizá lo mejor sería, como hace Baudrillard, ironizar respecto del
problema: "Para nosotros,
esta presencia sagrada se ha reducido a un pequeño resplandor irónico, a
un matiz de juego y de
distanciación, pero que no por ello deja de ser una forma espiritual,
detrás de la cual se perfila el
genio maligno de la técnica, que se preocupa en persona de que el
secreto del mundo
permanezca bien guardado. El Espíritu Maligno vela bajo los artefactos,
y se podría decir de
todas nuestras producciones artificiales lo que Canetti dice de los
animales, que detrás de cada
uno de ellos hay alguien oculto que se ríe de nosotros."









Bibliografía

Baudrillard, Jean, El crimen perfecto. Anagrama, colecc. Argumentos no.
181, Barcelona,
1996, 205 p.
Derrida, Jacques, De la gramatología. Siglo XXI, México, 2000, 397 p.
Derrida, Jacques, No escribo sin luz artificial.
Ferrater Mora, José, Diccionario de filosofía. Ariel, Barcelona, 1994,
4tomos.
Foucault, Michel, Las palabras y las cosas. Siglo XXI, México, 1995, 375
p.
Habermas, Jürgen, Ciencia y técnica como ideología. Tecnos, Madrid,
1986, 181 p.
Heidegger, Martin, La pregunta por la técnica.
http://habitantes.elsitio.com/hpotel/heidegger.htm
Heidegger, Martin, Serenidad.
http://habitantes.elsitio.com/hpotel/heidegger.htm
Martínez de la Escalera, Ana María, Introducción a la filosofía II.
Selección de textos. UNAM,
México, 1996, 89 p.


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