Grano de Arena on Thu, 6 Sep 2001 12:43:36 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] [ATTAC] INFORMATIVO 104 - SOMOS TODOS PIQUETEROS


EL GRANO DE ARENA
Correo de información ATTAC n°104
Miercoles, 05/09/2001
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PDF : http://attac.org/attacinfoes/attacinfo104.pdf
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En este número. Síntesis

1. Somos todos piqueteros: Ante la embestida cada vez más descarada de
las finanzas contra los ciudadanos, un grupo local de Argentina llevó
a cabo una acción directa inspirada en las acciones de HIJOS.

2. Las preguntas de Doña Rosa: A veces es difícil decir si los medios
colaboran interesadamente con los grupos de poder o si son realmente
tan ingenuos.  Las preguntas que Doña Rosa le hubiese hecho al
establishment periodístico si hubiese tenido la oportunidad.

3. Comunicado de ATTAC Madrid: Se denuncia el escándalo de Gescartera
como un ejemplo de criminalidad financiera y se exige la participación
de la ciudadanía en el esclarecimiento publico del caso

4. Robo, ambigüedades y grandes silencios de Lionel Jospin: Frente a
las recientes declaraciones del primer ministro francés (a favor de
propiciar la tasa Tobin en los foros internacionales), ATTAC Francia
pone algunas cosas en su lugar.

5. Tasa Tobin: otro camino es posible: Un pequeño empresario italiano
responde en esta columna a las objeciones que un ex funcionario de su
país le pone a la tasa Tobin.

6. No, la mundialización no es "feliz": Bernard Cassen hace lo propio
con Alain Minc, teórico del liberalismo y apóstol del librecambio.

7. El fin del derrotismo: Dean Baker demuestra que lo último que
quiere la derecha es verdadera libertad de mercado.

8. Cómo una empresa capitalista capitaliza el anticapitalismo: O de
cómo la publicidad puede ver una buena oportunidad en el movimiento
anticapitalista mundial.




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1.-  Somos todos piqueteros
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La noche era fría pero los ánimos estaban caldeados entre los 15
jóvenes decididos a llevar a cabo ese escrache contra las
instituciones financieras de la Argentina.

En medio de la oscuridad cómplice, los attaquistas se desplazaron
furtivamente hasta la plaza San Martín y una vez allí, cada grupo de 3
personas se encaminó hacia su blanco.  Tres bancos privados (Galicia,
Boston, BNL) para denunciar el dominio de las finanzas y su
responsabilidad en la situación del país; un banco público (Nación)
para expresarle el apoyo que necesita cuando el FMI exige su
privatización y una AFJP (Consolidar, del grupo BBVA) para que se
hable sobre los fondos de pensión y su inefable contribución al
déficit que tiene que llegar a cero pero sin tocar las prebendas de
siempre.

La operación fue rápida y limpia: en quince minutos todos estaban de
vuelta en el punto de partida y los medios de comunicación eran
alertados del ataque.  Los fotógrafos pudieron encontrarse al llegar
con las siguientes inscripciones (todas firmadas por ATTAC Mendoza):

- Los mercados tienen nombre, apellido y cuentas en las Islas Caimán.
- Escasany: somos todos piqueteros.
- La Argentina será feliz cuando el último banquero sea colgado con
las tripas del último aliancista.
- Todos los cerdos son iguales pero algunos cerdos son más iguales que
otros.
- Joven argentino: el trabajo precario no tiene por qué ser la regla.
- Ilegítima, injusta e impagable es la deuda que nos dejaron los
inicuos idiotas irresponsables.
- ¿Para ser competitivos tenemos que renunciar a la salud, a la
educación y al trabajo'
- 55 niños menores de un año mueren cada día en la Argentina por
causas evitables: ninguno de ellos se apellida Escasany ni Cavallo.
- Argentina: país rico lleno de gente empobrecida

Por la mañana, algunas radios comentaron el incidente.  El miércoles
siguiente, sólo un diario recogió brevemente la noticia y decidió no
publicar fotos.  Sin embargo, el escrache fue importante y todos los
que madrugaron el martes pudieron llegar antes de que los gerentes
decidieran limpiar las paredes.  Si fuera tan fácil limpiar su
imagen....
ATTAC Mendoza (Argentina) Mendoza@attac.org


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2.- Las preguntas de Doña Rosa
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Durante la década menemista no todo fue champán, golf y ferraris.
Hubo propaganda del régimen, y mucha.  Cierto periodista político creó
un personaje que (supuestamente) representaba al ciudadano común y lo
bautizó Doña Rosa.

Como ejercicio, imaginamos qué preguntaría Doña Rosa si no estuviese
sumida en una profunda depresión porque sus hijos se fueron a España
en busca de un mejor futuro o si no hubiese muerto porque no pudo
conseguir atención médica adecuada con su carnet del PAMI.

1)¿Es verdad que el déficit cero me va a solucionar los problemas? ¿No
era que el Plan Brady, la Convertibilidad, el Blindaje, el Megacanje y
otros engendros que empiezan con mayúsculas lo iban a hacer mucho
antes?

2)¿Es cierto que existe un fallo del Juez Ballesteros que califica a
la deuda externa de ilegítima y pide que el Senado realice una
auditoría de la misma?  Si es así, ¿por qué no se apuran a hacerlo
como cuando hay que votar algún ajuste?

3)¿Yo me beneficio con el pago puntual de los intereses de la deuda
externa?

4)¿Por qué ahora nos acordamos del riesgo país? ¿ A quién le interesó
difundir estas dos palabras? Me dijeron que es un mecanismo de
extorsión para que yo viva peor ¿Es cierto?

5)¿Por qué nadie me explica quiénes financian a los economistas que
nos "aconsejan" y las fundaciones de donde provienen?

6)¿Quién es el señor Escasany y por qué la ministra Bullrich no
pregunta a cuánto ascienden sus ganancias?

7)¿Para qué sirven los inversores? ¿Cuánta plata dejan en el país para
que yo viva mejor?  ¿Por qué los seguimos esperando si los que viniero
n contaminaron nuestro medio, dejaron sin trabajo a nuestros seres
queridos, vaciaron nuestras empresas y nos han tomado como
consumidores rehenes?

8) ¿Por qué tengo que costear con mi jubilación - y mi futuro- la
transferencia de riqueza a los bancos?
9)¿Por qué siempre escucho los nombres de los sindicalistas que son
funcionales al gobierno y nunca los de los verdaderamente
comprometidos?

10)¿Es que acaso no hay filtros entre las operaciones de prensa del
gobierno y las mesas de noticias de los medios?

11) ¿Por qué nunca se cuestionan las ganancias de los grupos
económicos que funcionan en la provincia a menos que provengan del
grupo de medios que conviene atacar?

12) ¿La objetividad periodística, existe?

13) ¿No estamos haciendo esfuerzos patrióticos desde hace 200 años?
¿No es hora de empezar a recibir los frutos? ¿Ya a fines de milenio,
podremos dejar de obsesionarnos con el frío, el hambre y el resguardo
de nuestro cuerpo, como meros animales? ¿Podremos por fin, comenzar a
construir utopías, proyectar un futuro cierto, reconocernos como
humanos?

 ATTAC Mendoza Mendoza@attac.org


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3.- Comunicado de ATTAC Madrid
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ATTAC denuncia el escándalo de Gescartera como un ejemplo de
criminalidad financiera y exige la participación de la ciudadanía en
el esclarecimiento publico del caso

Attac-Madrid, asociación que tiene como uno de sus fines la lucha
contra el blanqueo de dinero y por la eliminación de los "paraísos
fiscales", considera que el caso Gescartera constituye una
manifestación muy clara de las consecuencias perversas que tiene el
desarrollo, bajo el manto del neoliberalismo, de un capital financiero
al margen de cualquier control y con la complicidad de sectores
vinculados a la alta administración del Estado.

En efecto, la serie de informaciones que se han ido haciendo públicas
en las últimas semanas confirma que detrás de este fraude financiero
ha habido la fuga de una cantidad de, al menos, 18.000 millones de
pesetas que posiblemente se encuentren en algunos de los llamados
"paraísos fiscales". El hecho de que una diversidad de grupos y
personas vinculadas a diferentes instituciones y organizaciones haya
optado por invertir en una entidad que ofrecía intereses desorbitados
y que desde hacia algunos años podía dar lugar a sospechas fundadas
sobre la procedencia y destino del dinero, lleva a pensar también en
una connivencia consciente de esos mismos sectores con Gescartera. El
dato de que esta Agencia de Valores fuera presidida por la hermana del
hasta fechas recientes Secretario de Estado de Hacienda suponía,
además, un aval para los ahorradores y para quienes deseaban canalizar
fondos no declarados al fisco. El retraso, en fin, de la Comisión
Nacional del Mercado de Valores en hacer público este escándalo
confirma asimismo las complicidades o/y la pasividad que han podido
existir en las altas esferas del poder.

Por todas esas razones Attac-Madrid valora positivamente la iniciativa
de crear una Comisión de Investigación en el Parlamento sobre este
escándalo financiero, tal como ya se ha acordado; pero, dada la
envergadura del caso, considera que desde la sociedad también debería
promoverse una plataforma o comisión ciudadana que exigiera una total
transparencia en esa investigación, con el fin de llegar al
esclarecimiento de todas las responsabilidades civiles y políticas y,
sobre todo, adoptar medidas que contribuyan, en el marco de la Unión
Europea al menos, a poner un freno radical a la especulación
financiera, al blanqueo de dinero y a la existencia de "paraísos
fiscales".

Junta Rectora de ATTAC-MADRID Madrid@attac.org

Madrid, 27 de agosto de 2001


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4.-Robo, ambigüedades y grandes silencios de Lionel Jospin
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Por ATTAC Francia

En el campo de intervención de ATTAC, las declaraciones de Lionel
Jospin (primer ministro francés, NDT) no solamente no aportan
respuesta a las preocupaciones de la Asociación, sino que constituyen
una tentativa, supuestamente hábil, de pretender hacerlo.  No es con
subterfugios de este tipo que el primer ministro convencerá a la
opinión pública de la sinceridad de su "sensibilidad próxima a la
preocupación" de los que nos oponemos a la mundialización neoliberal,
como dijo en su entrevista televisada.

1.- Tasa Tobin: el robo

Queriendo dar la impresión de ser favorable a la Tasa Tobin, Lionel
Jospin programa su entierro.  Durante la presidencia belga de la UE,
se le propuso la puesta en marcha de la tasa en Europa.  El primer
ministro no dijo nada al respecto y en su lugar sugirió que la UE
"tome la iniciativa en las instancias internacionales", es decir, que
pateó el tema en dirección al Fondo Monetario Internacional (FMI)

Esta posición no tiene nada de nuevo pues ya había sido expresada por
Laurent Fabius (ministro de economía francés, NDT) durante una
entrevista con ATTAC en julio del 2000.

Ahora bien, ni el ministro de economía y finanzas ni el jefe del
gobierno pueden ignorar que los Estados Unidos, feroces opositores de
la Tasa, tienen la minoría de bloqueo en el seno de esta institución.

ATTAC recuerda que la UE, que tiene un peso equivalente a los Estados
Unidos, tiene los medios de instaurar una Zona Tobin en Europa, en
espera de algo mejor.  Renovamos por lo tanto nuestra exigencia de una
toma de posición en ese sentido de parte del gobierno francés.

2.- OGM : las ambigüedades

Lionel Jospin condenó las acciones de la Confédération paysanne
(sindicato agrícola francés, NDT) en las que participa ATTAC, contra
los experimentos de OGM (organismos genéticamente modificados) en
campo abierto.  Si bien se declaró favorable a un debate sobre este
tema, reafirmó su apoyo a este tipo de experimentos, a pesar de los
peligros que entraña.  ATTAC reafirma su pedido de moratoria sobre los
experimentos en campo abierto antes de que un debate público riguroso
haga luz sobre todos los problemas que se presentan.  El gobierno debe
aplicar el principio de precaución y rehusar los diktats de las
multinacionales para las que la salud humana y la protección del
medioambiente son la menor preocupación.

3.- Regulación internacional: los grandes silencios

Si Lionel Jospin se declara favorable a una "regulación internacional"
, hace silencio sobre una instancia mayor en la materia: la
conferencia ministerial de la OMC que se llevará a cabo en Qatar en
noviembre.  Hubiera sido interesante conocer la posición del gobierno
francés sobre la gestión que desarrollará el comisario europeo Pascal
Lamy, que negociará en nombre de la UE.

La Comisión pretende acelerar la liberalización del comercio mundial y
relanzar en Qatar el ciclo de negociaciones que había fracasado en
Seattle.  Antes de cualquier iniciativa, ATTAC reafirma la exigencia
de un balance, establecido de forma pública y contradictoria, de los
seis años de liberalización de intercambios comerciales desde el
nacimiento de la OMC.  El hecho de rehusar obstinadamente este balance
es bastante significativo.

Finalmente, el primer ministro no tiene palabras sobre el contenido de
esta regulación internacional por la cual el pretende "haber luchado"
en las instancias internacionales.  Nos encantaría conocer los
momentos, lugares y temas de esta "batalla".

Para ATTAC, se trata de luchar contra los mercados financieros
todopoderosos, de fijar límites a los derechos derivados de la
propiedad del capital y, para retomar el título de su universidad de
verano que viene de terminar: contra el dominio de las finanzas
promover una economía con finalidad humana.

ATTAC France attacfr@attac.org
Paris, 29 de agosto de 2001.


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5.- Tasa Tobin: otro camino es posible
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Por Marco Di Gregorio

En un artículo del SOLE 24 ORE del 15 de julio, Mario Sarcinelli,
antiguo vicepresidente del Banco Italiano, habla sobre la hipótesis de
la adopción de la Tasa Tobin.  Sarcinelli sostiene que esta tasa no
puede constituir un instrumento eficaz de política económica y que,
por lo tanto, no puede servir a los Estados a defender mejor su propia
moneda.  Agrega que podría constituir una fuente de ingresos, pero que
su adopción sería compleja y de una eficacia improbable, dada las
inestabilidad de la base imponible.  En su análisis, Sarcinelli elige
no incluir el tema de si la especulación financiera es o no útil al
sistema económico.  Sin embargo, es una cuestión importante para poder
determinar en qué medida la adopción de una tasa como ésta podría
mejorar o empeorar el sistema económico de cada Estado y el sistema de
intercambios.  Difícilmente se puede sostener que la especulación es
un instrumento útil a los ciudadanos, a las empresas o a la economía
de un país.  La especulación (para la Tasa Tobin, todas las
transacciones de duración inferior a 30 días entrarían en esta
categoría) no produce riqueza, sino que la transfiere.  Y la
transfiere exclusivamente en dirección de aquéllos que pueden efectuar
esta operación de manera profesional, es decir, de los
establecimientos financieros.  El sistema de producción no tiene
ciertamente necesidad de la especulación; por otra parte, debido a su
imprevisibilidad, ésta puede inclusiva arruinar algunos proyectos
complejos.  La especulación puede llevar a la quiebra a una empresa
tanto como dejar a un Estado en crisis.  En el primer caso, los
efectos conciernen a miles de personas; en el segundo, a centenas de
millones.  Y si es verdad, como dice Sarcinelli, que los especuladores
actúan sobre la base de datos económicos, también es cierto que los
efectos de sus actividades pueden prevalecer sobre la realidad
económica cualquiera que ésta sea; a menos que nos rehusemos a creer
que la economía de un Estado pueda perder en una semana el 90% de su
valor.

Volvamos a las objeciones a la puesta en marcha de la tasa Tobin.
Para Sarcinelli, ésta no podría ser un instrumento de política
económica puesto que la tasa de imposición (sea del 0,1 o del 0,25%)
sería insuficiente para asustar a los especuladores y permitirle a los
Estados un control importante de su propia moneda.  No tengo a mano
las estadísticas sobre los márgenes de maniobra con que operan los
especuladores, pero estos márgenes son casi siempre del orden de las
centésimas o de las décimas de punto, y por lo tanto de una escala tal
que se verán afectadas por una "penalización", inclusive de una décima
de punto.  Es interesante detenerse un instante sobre las objeciones a
la tasa como fuente de ingresos.  La primera se refiere a la posible
migración hacia sitios fiscales más acogedores.  Esto se aplica a
todas las políticas fiscales y a los paraísos relativos.  Los que
quieran y puedan recurrir a esta evasión "legalizada", lo hacen
actualmente.  Porque si un impuesto del 12,5% sobre los beneficios no
ha matado el mercado italiano de valores mobiliarios, no será una tasa
del 0,1 o del 0,25% la que lo hará.  El mismo Sarcinelli sostiene que
"ningún especulador que espera ganancias elevadas con un bajo nivel de
probabilidad se dejará impresionar por una tasa de imposición del
0,25%".  Las dificultades técnicas con irrisorias vista la evolución
de las técnicas informáticas que permiten fácilmente adjuntar una
especie de "anillo electrónico" de 30 días de duración a las
transacciones que se realizan únicamente por vía telemática.

Otra objeción de difícil comprensión: la informatización, declara
Sarcinelli que cita el BRI (Banco de Pagos Internacionales), sería el
origen de la "caída del número de transacciones", causando quizá "una
reducción de liquidez y un aumento de la volatilidad".   ¿Podría ser
que los nuevos sistemas de control hagan más difícil el "blanqueo de
dinero" de la economía subterránea  a través de los mercados?
Sarcinelli pone en duda la capacidad de los Estados de ponerse de
acuerdo sobre la adopción de la Tasa.  Tiene razón en este punto.
Pero, como él mismo lo reconoce, la tasa Tobin es quizá el primer
impuesto que no sólo no pagan sino que también reclaman centenas de
miles de personas.   Su adopción tendría consecuencias no sólo
económicas, sino también políticas.  ¡Piénsenlo!  ¡Simples ciudadanos
logrando obtener un cambio fundamental en la forma en que el dinero es
utilizado e intercambiado!  No se me ocurre nada más revolucionario.

Pero lo que más discutimos es la conclusión de Sarcinelli.  Puesto que
no conocemos sobre qué sumas el impuesto va a actuar, no podemos
calcular sus resultados.  ¿Y qué?  No se trata de alimentar un
presupuesto de gastos ya definidos, sino de conseguir fondos que ni
los Estados ni las compañías han logrado hasta aquí obtener.
Sarcinelli recuerda que una imposición del 0,1% sobre las operaciones
de cambio produciría alrededor de 1,6 billones de euros (más o menos
el mismo número de dólares) por año.  Imaginemos que sólo Europa y
Japón adhiriesen y que, debido al impuesto, las transacciones se
reducen a la mitad.  Aun así, quedarían 388000 millones de euros por
año, más de lo que los países ricos envían cada año a los más pobres,
100 veces el presupuesto anual de la ONU.  ¿Tendrá Sarcinelli una
mejor idea?

Marco Di Gregorio, empresario y adherente de Attac Italia.
http://attac.it  italia@attac.org


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6.- No, la mundialización no es "feliz"
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Por Bernard Cassen

Al leer la columna que acaba de publicar el presidente de AM Conseil
(Le Monde, 17 de agosto), podríamos pensar que la "patria liberal"
está verdaderamente en peligro.  También, luego de haber designado a
los culpables de conspiración con el enemigo "antimundialista" -
Jacques Chirac, Lionel Jospin, François Hollande, Bernard Henry-Lévy -
nuestro caballero blanco se dirige solitario a la línea de frente
desertada por estos generales pusilánimes.  ¿Armado con qué?  Con una
argumentación de siete puntos, uno de cuyos objetivos es justificar
retrospectivamente una fórmula, la "mundialización feliz" que había
hecho reír en su tiempo (1997) pero que actualmente no deja margen a
la risa.

Si, en lugar de solamente "dar consejos", Alain Minc aceptase algunos,
podríamos sugerirle que se esfuerce por documentarse más rigurosamente
y sobre todo, que lea atentamente esto que, para él, debería ser una
referencia privilegiada: la prensa financiera anglosajones, donde el
discurso del "persiste y persígnate" sobre la mundialización no va
más.  Es cierto que esta prensa se dirige a gente deseosa de obtener
la mayor rentabilidad de su dinero: esperan datos verificados,
evaluaciones serias de los riesgos y de las relaciones de fuerza y no
de mantras ideológicos que levitan sobre la realidad.  Por lo tanto,
exploraremos ampliamente estas fuentes confiables para responder a las
"verdades" de nuestro panfletario.

Pero antes, tranquilicémosle: ninguna de las personalidades que él
cita puede ser acusada de "capitulación" ante los "héroes de Génova".
Cada una de ellas sabe simplemente contar hasta 200 000, número
estimado de los manifestantes en la capital ligura, y, sobretodo en
período pre-electoral, todas saben leer una encuesta: Le Monde del 19
de julio informa que solamente el 1% de las personas interrogadas
piensan que la mundialización liberal beneficia a "todo el mundo",
contra un 55% que estima que los principales beneficiarios son las
empresas multinacionales y un 47% los mercados financieros.  Retomando
la inolvidable frase de Edgar Faure, es el viento de estas cifras
inapelables el que hace girar las veletas, sin importar lo que piensen
en su fuero interno.

Por otra parte, sobre este tema, podríamos sospechar que desean matar
dos pájaros de un tiro: por un lado, con fines puramente demagógicos -
es necesario "permanecer en fase" con la opinión pública - hacer
algunas concesiones puramente verbales a reivindicaciones populares
como la tasa Tobin; por otro, darles el beso de la muerte: después de
haber demostrado su "capacidad de diálogo", "constatar", con lágrimas
de cocodrilo, que, desgraciadamente, no son posibles pero únicamente
por "razones técnicas" (método empleado por Laurent Fabius).  En
cuanto a todos aquellos  en los medios escritos y audiovisuales, que
luego de veinte años de predicar los beneficios de la globalización,
descubren repentinamente los inconvenientes, sin por lo tanto
cuestionar la lógica del sistema que los produce, tienen todavía un
largo camino que recorrer para sonar creíbles.  El movimiento contra
la mundialización liberal se desarrolló a pesar de ellos - y
frecuentemente ante sus sarcasmos - , en la base, entre los ciudadanos
comunes y corrientes y en el terreno asociativo y sindical.  Es así
que seguirá creciendo.  Ante todos estos posicionamientos
oportunistas, sólo un ingenuo podría ser engañado.  ¿Lo será realmente
Alain Minc?

Es tiempo de retomar su argumentación punto por punto.

1.- Ningún sistema puede vivir sin contradicciones, nos dice,
agregando: "éramos muchos los que lo presentimos".  ¿Ah sí?  En el
libro que él intenta defender e ilustrar ("La mondialisation heureuse"
, NDT), y tras una bella declaración de principios - "ya no soporto
las aproximaciones intelectuales" -, nos pareció leer que "todos los
temas de polémica se han agotado".  En cuanto a la acusación hecha a
los "anti-mundialistas" de no ofrecer ninguna contra-teoría al reino
"totalitario" del mercado, le replicaremos: ¿y qué?.  Como escribe
René Passet, presidente del Consejo Científico de ATTAC, "los
aficionados a los sistemas perfectos no han sabido traer al mundo más
que el pesar y la preocupación".  Esto vale evidentemente, entre
otros, para los integristas del liberalismo.  No disponer de un
pequeño Libro Rojo con todas las respuestas no impide en absoluto
tomar medidas de justicia social que, por lo menos, mejoren las
condiciones de vida de miles de millones de habitantes de nuestro
planeta que viven en el abandono.  La teoría, de ser necesario, vendrá
más tarde.

2. ¿Serán las grandes ONG (Greenpeace, Amnesty International) menos
democráticas y transparentes que los gobiernos?  Les dejaremos a ellas
explicar por sí mismas su funcionamiento, pero le señalaremos a Alain
Minc que el movimiento contra la mundialización liberal no se reduce
de ningún modo a media docena de mastodontes asociativos, ninguno de
los cuales, por cierto, estaba presente en Génova: está hecho de
decenas de miles de movimientos, sindicatos y partidos de todos los
tamaños, con raíces en las luchas sociales y ciudadanas de los cuatro
costados del mundo.  Por nuestra parte, jamas pretendimos que una
asociación fuese en sí misma más legítima que una asamblea o un
gobierno democráticamente electo, o que representase a más gente que
el abanico de sus miembros.  Pero ya que estamos, ¿cuál es la
legitimidad democrática de un gobierno que viola abiertamente sus
compromisos electorales, o en el que los partidos que lo sostienen se
abstienen cuidadosamente de mencionar en sus programas temas que saben
que son decisivos?  Así, en Francia, ¿se conoce a algún candidato de
la izquierda plural que haya hecho campaña en 1997 por la
privatización de France Télécom o que haya apoyado la "liberalización"
de los servicios públicos impulsada por la Comisión Europea?

3.-Henos aquí acusados de rehusar toda regulación internacional bajo
el pretexto de que habríamos manifestado en Seattle contra la OMC o en
Praga contra el FMI y el Banco Mundial.  Lo que cuestionamos no es la
existencia de un organismo multilateral, es la política que lleva
adelante y su inscripción en una jerarquía de normas.  Rehusamos,
efectivamente, que el librecambio sea considerado como un valor
superior al respeto de las derechos humanos, sociales, ambientales y
culturales.  Le negamos por lo tanto a la OMC la capacidad jurídica de
obligar a los europeos a importar carne con hormonas estadounidense
(que, en virtud del principio de precaución, ellos prohiben en su país
desde hace 12 años), bajo amenaza de sanciones comerciales de 117
millones de dólares por año.  Para tomar otro ejemplo, estamos en
total desacuerdo con los programas de ajuste estructural del Banco
Mundial y del Fondo y con las "condiciones" (privatizaciones,
supresión de subvenciones a los productos de primera necesidad, cortes
en los presupuestos de educación, salud, etc.) que ellos imponen a los
países al borde de la asfixia.  No es la presencia de un árbitro lo
que ponemos sobre el tapete, todo lo contrario, sino el reglamento que
éste aplica.

4.-Puesto que los gobiernos de los países del tercer mundo no se
adhieren oficialmente al combate "antimundialista", seríamos los
enemigos de los pobres y José Bové el enterrador de la pequeña
agricultura india y senegalesa.  Si el presidente de AM Conseil
saliera de tanto en tanto del Hexágono (Francia, NDT), sabría que la
mayor parte de estos gobiernos no tienen los medios para oponerse a
los diktats de Washington que, FMI o BM mediante, controla la canilla
de los créditos internacionales.  Y que un buen número de estos
gobiernos - como ocurrió en Seattle - cuentan discretamente con las
ONG del Norte para ayudarles a salir del tête-à-tête con las potencias
dominantes y para proporcionales una contraprueba.  Y esto es aún más
pronunciado si tomamos en cuenta que la mayor parte de las fuerzas
vivas de sus sociedades son masivamente hostiles a la globalización
que las del Norte.  En Argentina y en el Brasil, por ejemplo, el
movimiento ATTAC comprende, entre sus componentes, no sólo sindicatos,
sino también representantes de las pymes.

En cuanto a José Bové, la prensa ya mencionó el caluroso recibimiento
que le dieron los pequeños campesinos durante su viaje a la India y el
autor de estas líneas pudo medir en Porto Alegre, Brasil, la audiencia
de la Confédération paysanne en el seno de la organización Vía
Campesina que agrupa alrededor de 70 sindicatos y movimientos
campesinos del mundo entero, mayoritariamente del Sur.  Desde su
escritorio parisino, ¿el señor Minc está más calificado que los
interesados para decidir qué es bueno o no para ellos?

5. Por una vez, nos pondremos de acuerdo con nuestro interlocutor:
¡que viva la autosuficiencia alimentaria de la China y de la India!
Aunque no le guste a la OMC, y en nombre de la seguridad alimentaria,
le propondremos inclusive (¿juntos?) extenderla a todas las regiones
del mundo a fin de evitar los azares (o los chantajes) de los mercados
agrícolas internacionales.  En cambio, es necesario enviar
fraternalmente a nuestro ocasional compañero de ruta a que estudie las
condiciones históricas de despegue industrial del mundo asiático.
Este despegue le debe inicialmente todo a los principios que él
cuestiona: protección del mercado interior, subvenciones públicas
permitiendo las exportaciones a precio de dumping (lo que sigue siendo
válido para la construcción naval en Corea), represión o prohibición
de los sindicatos independientes, autoritarismo político e incluso
dictadura, etc.  ¿Son estas recetas recomendables a los países
"emergentes"?

6. ¡Verdaderamente corajuda, por los tiempos que corren, esta apología
de la especulación financiera y de los planes de ajuste y
reestructuración!  Incluso en la OCDE, en el FMI y en el BM, tras las
crisis asiáticas, rusa, brasileña, ya no se estila predicar tan fuerte
por la libertad total de circulación de capitales.  La duda se ha
instalado en algunos responsables.  Pero no en Alain Minc.  Para
probar sus certezas al respecto, le haremos una pregunta sencilla:
¿cómo explica que Malasia, que tras el sismo financiero de 1997 ha
instaurado esto que el FMI y Ud. abominan, el control de cambios -es
decir la instauración de visas de entrada y de salida de capitales
extranjeros-  sea el país que mejor soportó la crisis asiática
mientras que la Argentina, alumno modelo del FMI, está al borde del
colapso?  El caso argentino es, en efecto, ejemplar de la falla total
de los dogmas liberales: privatizaciones masivas, apertura sin límite
a los capitales, a los bienes y servicios extranjeros,
desmantelamiento de los servicios públicos.  En diez años la deuda
externa se ha triplicado y la sociedad, antaño estructurada en torno a
una fuerte clase media, está en vías de desintegración.

7. Sobre la tasa Tobin, todo mal, señor Minc, le han informado mal.
No solamente James Tobin, contrariamente a lo que Ud. piensa, no
reniega en absoluto de su idea, sino que, en numerosas entrevistas con
las prensa (particularmente en Francia), ha recordado su pertinencia.
Al parecer tampoco se le informó que este impuesto no afecta más que
un único compartimento de la actividad especulativa, las transacciones
en los mercados de divisas, y no sobre el conjunto de los movimientos
de capitales.  No tendría ninguna incidencia sobre las tasas de
interés, que se fijan a partir de otros parámetros.  Los que especulan
sobre las monedas, ganarían simplemente menos dinero.  Es lo que ha
comprendido perfectamente el megaespeculador George Soros, favorable a
la aplicación del impuesto: prefiere poder ejercer su actividad
predadora de manera un poco menos remuneradora pero durante más
tiempo.  Teme que, por sus excesos, sus congéneres "maten el animal" -
el sistema financiero internacional - que les alimenta abundantemente.
Lo que precede muestra que el impuesto Tobin, lo que recuerda
frecuentemente su creador, no tiene nada de revolucionario.  Pero
tendría de todas maneras dos virtudes para nosotros: primero, recaudar
sumas importantes - entre algunas decenas y algunas centenas de miles
de millones de euros - para las innumerables necesidades del mundo en
sufrimiento (acceso al agua, a la vivienda, lucha contra las
pandemias, etc.)  Y luego, mostrarle a las finanzas internacionales -
imponiéndole una tasa - que la política, es decir Ud. y yo, comienza a
retomar el control sobre ellas.  Es esta dimensión la que constituye
el verdadero punto de bloqueo para los financistas y los gobiernos que
les profesan su devoción y, en este punto, Ud. tiene razón: la
instauración de la tasa no nos dejaría de ningún modo "en paz".
Tenemos bastante más que pedir para, finalmente, poner la economía y
las finanzas al servicio del hombre y no a la inversa como sucede
actualmente.

Bernard Cassen


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7.- El fin del derrotismo
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Por Dean Baker

¿Cuál es la diferencia entre conservadores y progresistas?  Los
conservadores apoyan el libre mercado mientras que  los progresistas
preconizan las soluciones gubernamentales a los problemas sociales,
¿no es cierto?  Falso.  A los conservadores les gusta tanto el
gobierno como a los progresistas, pero no hacen demasiada publicidad
de esto.  En realidad, los conservadores desean que el gobierno modele
los mercados de forma tal que éstos aseguren beneficios a las empresas
y un alto nivel de ingresos a las personas ricas, en lugar de
utilizarlos para asegurar un nivel de vida decente para todos.

Por ejemplo, en lo que respecta a las ondas y a las patentes, los
conservadores esperan que el gobierno les otorgue derechos exclusivos
y detenga a los competidores.  Aun en la reciente batalla sobre la
seguridad social, los conservadores no propusieron una solución
mercantilista; prefirieron defender una medida "de ahorro obligado por
el Estado" que dejaría el ahorro de los ciudadanos bajo control de la
industria financiera.  En ninguno de estos temas los conservadores
buscan una solución de mercado.  Las políticas que desean necesitan
más bien una acción gubernamental a gran escala sobre los mercados.
Ellos disimulan este hecho en su retórica, pretendiendo desear
simplemente que los mercados puedan por fin obrar de manera
independiente.

Desgraciadamente, los progresistas aceptaron generalmente de entrada
la descripción que de ellos hizo la derecha.  Cuando el libre mercado
es descrito como la solución de los conservadores y el Estado como la
de los progresistas, el debate ideológico está limitado a una falsa
representación.  Los progresistas deben revelar las falsedades
disimuladas en las posiciones conservadores y orientar su programa
como una forma de intervención gubernamental.

Vale la pena examinar de cerca algunos casos en los que la derecha
exigió la intervención del Estado al mismo tiempo que calificó esta
solución como "natural" o de libre mercado.

LAS ONDAS

Las ondas representan el caso más evidente de este problema.  Al
comercializarse las ondas radiales en los años 1930, el gobierno
asignó a cada empresa ciertas frecuencias para su uso exclusivo.  La
misma situación tuvo lugar con la atribución de las frecuencias
televisivas en los años 1940.

La lógica de atribución de una frecuencia para su uso exclusivo es
difícil de criticar: si más de un difusor utiliza la misma frecuencia
en la misma región, ninguno puede ser oído (o visto) claramente por
los oyentes o telespectadores.  Por el contrario, no hay ninguna buena
razón para repartir las ondas de este modo.  Por ejemplo, podrían
haber sido otorgadas por intervalos dados (bloques horarios)
atribuidos según una lotería.  Las ondas podrían también haber sido
subastadas por un período determinado, sea de una hora o de un año.
Considerando el ingreso que no se obtuvo de tal subasta, la
intervención del Estado a favor de los difusores se eleva a decenas de
miles de millones de dólares cada año (este año, una subasta de
frecuencias en Alemania para telefonía celular recolectó más de 30 000
millones de dólares).

Curiosamente, este enorme regalo que el gobierno le hizo a la
industria de las ondas es percibido como un proceso de libre mercado.
Cuando el público pide que se impongan ciertas condiciones a las
frecuencias de difusión (como el establecimiento de horarios
infantiles o la presentación de programas de candidatos políticos), se
considera que se trata de un atentado contra el mercado.

Ni los progresistas ni los conservadores desean la anarquía que
tendría lugar si el Estado abandonase la regulación de las ondas.  Sin
embargo, los progresistas dejaron que la solución preconizada por la
derecha apareciese como una solución de mercado.

« DERECHOS » DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Una situación similar existe en lo que concierne a la protección de
patentes y de derechos de autor.  Tal protección es una forma
explícita de intervención gubernamental que garantiza al propietario
de la patente el monopolio sobre un producto (o procedimiento)
específico por un período de tiempo determinado.  Está claro que estas
intervenciones persiguen un objetivo: favorecer la innovación y la
investigación, pero no por ello son menos una forma de intervención.
Sin esto, cualquiera podría vender copias de programas de Microsoft o
Viagra, sin tener la autorización de Microsoft ni de Pfizer y sin
pagarles derechos (royalties).

De hecho, cuando se discute públicamente las patentes y los derechos
de autor, generalmente se habla de ellos como "derechos de propiedad
intelectual".  Es como si cuestionáramos el sistema de salud nacional
realizando un debate sobre la manera de asegurar el "derecho a los
cuidados de salud".  Los conservadores no aceptarían jamás que el
debate sea expuesto en estos términos, mientras que los progresistas
reconocen actualmente el argumento aceptando la manera en que se
formula la argumentación.

En el caso de las patentes y los derechos de autor, la terminología de
derechos de propiedad intelectual no hace más que debilitar las bases
políticas de los progresistas: complica decididamente la reflexión
sobre el tema.  La pregunta que debe formularse es simple: ¿cuál es el
mejor modo de incentivar la innovación y la investigación?  Las
patentes y los derechos de autor son una manera de hacerlo pero no la
única posibilidad.  Una gran parte de la investigación es hecha por
científicos empleados por las universidades, fundaciones o el mismo
gobierno, y en estos casos la esperanza de obtener dividendos de las
patentes es casi nula.  Del mismo modo, una gran parte del trabajo
creativo, incluyendo la música, la escritura y la producción en vídeo
es apoyada por fundaciones, universidades y diversas instituciones.
Los ingresos obtenidos de la protección de los derechos de autor por
estas obras son mínimos.  No existe ninguna prueba económica que
permita afirmar que el sistema de patentes y de derechos de autor es
el medio más eficaz para apoyar la innovación y la creación.

Mientas los conservadores y los economistas de la corriente dominante
atacan el sistema de tarifas aduaneras que hace subir los precios de b
ienes de consumo en un 10% ò un 20%, los economistas progresistas no
cuestionan el sistema de patentes y de derechos de autor, y esto aun
si esta forma de proteccionismo puede hacer subir el precio de los
medicamentos en varias decenas por ciento.  La gama de argumentos
económicos a favor de la ineficacia de las tarifas aduaneras se aplica
igualmente a las patentes y a los derechos de autor, salvo que la
amplitud de las distorsiones es mucho más importante en este último
caso.

Cuestionar las patentes y los derechos de autor no pone en duda el
hecho de que los individuos deben ser recompensados por su
creatividad.  Esto podría ser hecho mediante otros mecanismos.  No se
trata tampoco de debatir el control público o privado.  Correctamente
formulado, el problema se reduce simplemente a la búsqueda de un mejor
método para apoyar la innovación.  Hasta aquí, la reflexión tibia
sobre este tema de parte de los progresistas no ha solamente dado una
ventaja retórica a los conservadores: también ha impedido que el tema
se aborde de forma coherente.

Trabas al debate sobre el comercio

El mismo tipo de confusión traba igualmente la expresión de puntos de
vista progresistas sobre el comercio.  Los conservadores (y algunos
liberales) dejan entender que la moda es el "librecambio", dejando a
los progresistas arreglárselas por encontrar justificaciones contra la
nivelación hacia debajo de salarios y de la protección del
medioambiente.  Pero no hay ningún vínculo intrínseco entre los fines
perseguidos por las convenciones comerciales y lo que puede ser
calificado de "librecambio".  Lo que estas convenciones buscan
principalmente es imponer leyes que rijan las inversiones a fin de
facilitar las inversiones estadounidenses en los países en desarrollo.
El efecto evidente y esperado de estas inversiones es poner a los
obreros americanos en situación de competencia directa con la mano de
obra peor pagada del mundo.

Un acuerdo de "librecambio" podría también ser redactado para
establecer reglas comunes de formación y de permisos de ejercicio para
las profesiones liberales.  Tal acuerdo pondría a los médicos, a los
abogados y contadores estadounidenses en competencia directa con los
profesionales peor pagados del mundo entero.  En vez de invertir en la
construcción de fábricas en México o China, las cadenas hospitalarias
podrían invertir en educación en estos países para después contratar a
los diplomados en los EEUU.  Como los profesionales estadounidenses
ganan bastante más que sus pares aun dentro de la OCDE (los médicos en
los EEUU ganan más del doble que lo que gana la media de sus colegas
en los restantes países de la OCDE), los tratados de librecambio de
este tipo podrían potencialmente generar ganancias económicas enormes
tanto a los EEUU como a los países en desarrollo.

Sin embargo, las convenciones comerciales no hacen nada o casi nada
para mejorar la posibilidad de que los profesionales extranjeros
vendan sus servicios en los EEUU.  Esto porque los médicos, abogados y
otros profesionales tienen grupos de presión poderosos que pueden
impedir este tipo de competencia.

Los progresistas se dejaron encerrar en este discurso aceptando el
marco que se le dio al debate de parte de los conservadores.  Al
aceptar su definición de comercio y al buscar luego agregarle normas
de regulación sobre el empleo y el medioambiente, los progresistas
actúan como si las convenciones comerciales pudiesen ser transformadas
de alguna manera en buena política gracias a algunos cambios.  Esto
equivale, por supuesto, a cerrar los ojos frente al hecho de que el
resultado principal de estas convenciones comerciales será el de
reducir los salarios y debilitar las regulaciones ambientales.  Si
estos estándares sobre el trabajo y el ambiente pueden mejorar los
daños causados por estos pactos comerciales, es poco probable que
afecten el hecho de que estos acuerdos continuarán ejerciendo una
presión hacia abajo sobre las condiciones de vida de la mayor parte de
la población.

Una aproximación más lógica insistiría sobre el hecho de que el
librecambio debería significar ante todo un libre intercambio de
servicios profesionales.  Hagamos beneficiarios a nuestros médicos y a
nuestros abogados de los mismos beneficios de la competencia mundial
que los que ya conocen los trabajadores de la industria
automovilística, del acero o de la textil.  Por otra parte, el
librecambio no debería significar en absoluto la extensión de la
protección de los derechos de autor o de patentes a los países en
desarrollo.  Estas formas de proteccionismo impondrán costos enormes a
las naciones en desarrollo y complicarán su crecimiento al mismo
tiempo que se llevarán miles de millones de dólares en royalties y
derechos de licencia.  Además, las protección internacional de las
patentes puede literalmente acarrear muertes: fijará los precios de
los medicamentos indispensables para salvar vidas humanas a un nivel
que los hará inaccesibles a las poblaciones de los países en
desarrollo.

La protección de la Seguridad Social

La Seguridad Social ofrece otro ejemplo en el que los progresistas han
aceptado una retórica que erosiona su posición.  Es particularmente
evidente en lo que concierne a la expresión "privatización".  Nadie
defiende en este debate la privatización de la Seguridad Social.  Esto
significaría, al pie de la letra, que la estructura administrativa que
administra el sistema existente sería vendida y administrada por una
compañía privada.  Tampoco hay nadie que defienda seriamente un
sistema sin jubilaciones, en el que los trabajadores serían
abandonados a su suerte.

En lugar de esto los conservadores abogan por un sistema de ahorro
dirigido, en el que el gobierno obligaría a los individuos a invertir
en ciertos tipos de fondos para su jubilación.  Mientras que esto
podría hacerse mediante un sistema centralizado, en el que los fondos
serían colectados por el gobierno, la mayor parte de los promotores de
cuentas de jubilación individuales imaginan un sistema de cuentas
descentralizado, en el que el gobierno exigiría a los trabajadores que
confíen un porcentaje fijo de sus salarios a ciertas compañías
financieras.  Es igualmente interesante notar que casi todos los
promotores de este sistema defienden la idea de una reglamentación
estricta, de parte del gobierno, para que estos depósitos no puedan
ser utilizados sino en inversiones de bajo riesgo.  Estas cuentas
exigen por lo tanto un control gubernamental que va hasta el control
del uso de este dinero.  Este sistema pondrá en las manos de algunas
instituciones financieras, bajo la forma de gastos administrativos,
decenas de miles de millones de dólares de los contribuyentes cada
año.  Esto no tiene nada que ver con un mercado libre.  Si los
progresistas dejan que la derecha pretenda estar proponiendo una
solución de mercado para el problema de la Seguridad Social, es que
renuncian al debate.  Tanto los conservadores como los progresistas
proponen sistemas en los que el gobierno asegura que los trabajadores
vean asegurado un nivel mínimo de ingresos por su jubilación.  La
verdadera cuestión es qué sistema asegura más eficazmente este nivel
mínimo.

El Consejo de gobernadores del Sistema federal de reserva (Federal
Reserve Board)

Un último ejemplo que merece ser mencionado es el mercado bursátil.
Cuando ocurrió el crash de 1987, y en otras ocasiones, la Federal
Reserve Board intervino para hacer subir la Bolsa.  Esto no es una
intervención neutra destinada al único beneficio de la economía.  La
posesión de acciones está fuertemente concentrada en las manos de las
familias más ricas de la nación.  El 1% de los más ricos poseen cerca
del 50% de las acciones en Bolsa y el 10% de los más ricos poseen más
del 80% de las acciones de propietario individual.  Cuando la Fed
decide apoyar al mercado, en realidad decide transferir riqueza del
resto de la nación hacia una minoría de personas acaudaladas.

A la mayor parte de los progresistas les cuesta reconocer este punto
evidente.  Algunos incluso parecen pensar que una suba de la Bolsa es
buena para la economía tomada en su conjunto bajo el pretexto de que
muchas personas de clase media y obrera poseen también algunas
acciones.  Una analogía puede aclarar este punto un poco más.
Consideremos una reducción del impuesto progresivo a las ganancias
sobre todas las franjas de ingresos como la que hizo Reagan en 1981 o
la más reciente de Bush.  Aun si muchas familias de clase media pueden
recibir una pequeña cantidad de dinero debido a esta reducción, la
mayor parte de los beneficios van al segmento más rico de la
población.  El ingreso perdido es, obviamente, una pérdida para el
conjunto de la población, y deberá ser compensado por una reducción de
los gastos o un aumento de otros impuestos.

Es exactamente la misma lógica la que se aplica a la Bolsa.  El valor
de las acciones poseídas por los particulares son, de hecho,
reivindicaciones sobre la riqueza de la nación.  Mientras mayor es el
valor de las acciones, más grande es la proporción de la riqueza
nacional controlada por los que poseen acciones.  Las manifestaciones
concretas de esta riqueza se sienten más directamente en el precio de
bienes cuya oferta es relativamente estable: más claramente en el
sector inmobiliario.  Decenas de millones de familias pagan más por su
casa o por un alquiler porque la Bolsa le dio a un pequeño segmento de
la población más dinero por especular sobre los precios inmobiliarios.
El efecto de aumento de la riqueza de los ricos, debido al mercado
bursátil, sobre las condiciones de vida de las familias de clase media
se sentirá también de otras maneras, aun si en estos casos es menos
dramático.

El monto de riqueza que se ha transferido por el funcionamiento del
mercado bursátil durante la última década es realmente alucinante.  Si
las relaciones actuales de capitalización de dividendos volviesen a
sus mínimos históricos, esto destruiría alrededor de 7 billones de
dólares de riqueza, o sea unas 500 veces lo que el gobierno federal
gasta actualmente en desarrollo social.  Las políticas de la Federal
Reserve Board durante los últimos 20 años - sobre todo durante su
intervención tras el crash de 1987 - han ayudado a instituir esta
transferencia de riqueza hacia los más ricos.  El hecho de que algunos
progresistas hayan incluso aplaudido esta progresión del mercado
bursátil muestra hasta qué punto nuestra retórica nos ha desorientado
completamente.

Es probable que la burbuja bursátil termine por explotar y que esta
evolución se invierta.  Falta ver cómo la dinámica del crash se
desarrollará y quiénes terminarán por ser los grandes perdedores.  Es
razonable pensar que los inversores más ricos habrán retirado su
dinero del mercado a niveles próximos a los de los picos de máxima,
dejando que los fondos de pensiones y las familias menos opulentas se
repartan las pérdidas.

La inevitable aproximación natural

Existen numerosos ejemplos de situaciones en que los beneficios de las
empresas o de los altos ingresos son fundamentalmente dependientes de
las intervenciones públicas sobre el mercado.  De hecho, hay pocos o
ningún caso en que esto no sea así.  Pero en casi todos los casos, la
forma que prefiere la derecha para abordar el problema es intentar
hacer creer que estas intervenciones son naturales e inevitables.
Cuando los progresistas aceptan esta definición del debate nos dejan
en una posición muy desfavorable.

En lugar de esto los progresistas deberían develar el rol del gobierno
en las soluciones preferidas por la derecha.  Los progresistas
deberían preguntarse siempre si la intervención del gobierno podría
ser organizada para servir mejor a los intereses de la mayoría.
Finalmente, y esto es lo más importante, los progresistas deberían
dejar de debatir en un escenario arreglado por la derecha.

Dean Baker es codirector del CEPR (Center for Economic and Policy
Research) Publicado en colaboración con el CEPR www.cepr.net
Publicado anteriormente en www.tompaine.com
ATTAC Newsletter 92 newsletter@attac.org


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8.- Cómo una empresa capitalista capitaliza el anticapitalismo
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La turba iracunda se había reunido en la estación de trenes y
distribuían panfletos y gritaban contra la injusticia de una Sociedad.
Habían autoadhesivos en los carteles indicadores que exhibían un sitio
de internet feroz.  Esta Sociedad era el blanco frecuente de los
activistas: Nike.

¿Qué grupo que había organizado esta campaña contra-publicitaria con
rasgos de guerrilla?  Nike mismo.

La reciente campaña publicitaria de Nike en el campeonato de fútbol
australiano se apropió de las técnicas y el estilo que se utilizan
contra la compañía.  Al igual que sus opositores, la campaña había
llenado los afiches publicitarios de autoadhesivos en los que se podía
leer "Mr Tecnología no es honesto".  Incluso había creado un falso
grupo de protesta llamado Hinchas por un Fútbol más Limpio.  Pero
estos "activistas" aseguraban que los calzados que Nike fabrica le dan
a sus usuarios una ventaja injusta.  Según el director de la campaña,
"sin que Nike haya debido cambiar sus prácticas sociales, pudo
burlarse de las críticas".

Es la vieja historia de las sociedades de marketing que incorporan a
los movimientos culturales.  Existe sin embargo una modificación pues
Nike trata de capitalizar el movimiento contra el capitalismo.

¡Doscientas y tantas personas con capuchas negras que recuerdan a los
Black Bloc en los noticieros centrales es mejor que MTV y todos los
reality shows juntos!  Las manifestaciones de Seattle, Quebec o Génova
han dejado cierto malestar en la franja de los 18-35 años, el público
sobre el que la policía disparaba es precisamente el mismo al que
apuntan los publicistas.

Los verdaderos activistas no perdieron tiempo.  Inmediatamente
pintaron los afiches con inscripciones como "$1,25 de salario por día:
no es muy honesto señor Nike" y "100% esclavos en el trabajo".  El
sitio de los Hinchas no resistió más que dos días.

A pesar de que las tentativas para apropiarse de los métodos de sus
oponentes son cada vez más desesperadas, no hay que esperar el fin de
las mismas.  Y esto es así porque el movimiento amenaza seriamente su
imagen de marca omnipotente.  (A.Rebensdorf, extracto de AlterNet
7/08/2.001)





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