ayuste on 28 Sep 2000 15:51:49 -0000


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[nettime-lat] Antonio Yuste


El bisturí de la xenofobia

>  Aunque nací y crecí en Cuba, soy un meztizo árabe-africano-isleño
> canario-caribeño (Qué tal con la mezclas, Ayuste?). Desde los 20 años, he
> radicado en los Estados Unidos y he sentido, desde muchos angulos, la
> xenofobia. Cuando no se me puede catalogar, en el momento que he abierto la
> boca y mi acento latino sale a relucir, intenta sabotear mi ser. Suerte que
> he tenido amplio apoya de las comunidades a las que pertenezco y he podido
> asistir a varios talleres sobre identidad, racismo y cultura. Ahora cuando
> la xenofobia llega, construyo una reaccion reflectiva y les mando pa'tras la
> mierda que me tiran.

¡Ole, ole y ole, Raúl!. Existen palabras que de forma natural, sin poder
remediarlo, cuando se invocan me disparan el colesterol y las transaminasas.
'Extranjero' es una de ellas.

> Hace unos años, comprendí como la xenofobia esta metida en nuestro pueblo.
> Los procesos coloniales trabajan duro en nuestro subconciente. Cuando los
> Latinos nos quejamos de que somos discriminados en los Estados Unidos,
> nuestra propia gente discrimina a los indígenas, judios latinos, árabes
> latinos, asíaticos latinos, haciendonos ver que aún, el proceso colonial no
> termina. Basta con mirar un culebrón venezolano o una telenovela mexicana
> para que notemos como los colores de la piel y los estatus de clases
> continuan perpetuando la mentalidad colonial.

No comprendo bien el vínculo entre la mentalidad colonial y la xenofobia. No
creo que la palabra xenofobía quepa en el corsé del colonialismo. Hasta donde
yo sé, la xenofobía es anterior al colonialismo, entendido el colonialismo como
fenómeno político social e histórico. A no ser que asignemos a la palabra
colonialismo una nueva acepción: deporte popular practicado por el homo sapiens
(en adelnate 'el bicho') a lo largo de su corta existencia. Colonizar,
molestar, obtener el botín, apropiarse de lo del otro y considerar extranjero a
todo lo distinto hunde sus raíces en la naturaleza del bicho. España fue
colonizada por los romanos, afortunadamente, después por los visigodos, por
otros pueblos del norte, por los árabes, fuimos invadidos por los franceses y
colonizados culturalmente, en este último siglo, como el resto de la humanidad
por los EE UU. ¿Y qué? El colonialismo no es una explicación. ¿Y si las élites
que capitanearon la independencia de Latino-América hubieran encontrado su base
social en la población de las colonias que quería mandar al cuerno a la
metrópoli porque la metrópoli se estaba escorando en exceso hacia una nueva
visión jurídico-política de las sociedades, mas parecida a la de nuestros días,
y que hacía peligrar sus prebendas? Y si las independencias tuvieran como telón
de fondo la rebelión fiscal de unos pocos. Ya sé que no se debe simplificar
tanto.

Lo diré de otro modo, cuando los países africanos accedieron a la
independencia, para luchar por su libertad no pudieron sustraerse a un
mecanismo imprescindible para agrupar fuerzas, reivindicar su identidad. Así
fue como de la mano de la negritud todo el liderazgo africano se replego sobre
sus raíces, sobre sus propias tradiciones, para construir masa crítica. En la
fortaleza de sus estrategia se econdía el demonio. Replegarse sobre sus
tradiciones, significió replegarse sobre el pasado, optar por la prevalencia de
la edad, la utoridad indiscutida de los mayores, la negación de derechos de
mujeres y niños, la economía patrimonial (aunque sea comunal), la
prescindibilidad del derecho, la expansión indiscriminada de la poligamia y la
exaltación de atributos mágicos o de la fuerza. Con los pies en el neolítico y
la cabeza en la era termonuclear es posible pocas cosas. Espero que se
comprenda que no estoy disculpando a las exmetropolis o la insaciabilidad y
falta de escrúpulos de algunos intereses.

El bicho, como sistema vivo, no está nada mal. Y aunque tiene autonomía para
desplazarse e inteligencia colectiva, sabe cazar en grupo, tiene un handicap,
depende mucho del entorno. Esa dependencia le hace débil, inseguro, tiene que
comer todos los días, sobrevive en una franja de temperatura muy pequeña,
necesita que le quieran y para complicar más las cosas, ahora necesita acceder
a las TICs. Todo junto le obliga a agruparse, a organizarse y a precaverse de
lo extraño. Así es el bicho. ¿Qué haría yo en un entorno de cabezas rapadas? Me
convertiría en un bicho con todo mi sistema nervioso en estado de alerta y
desarrollaría, estoy convencido, dinámicas vitales hiperxenofóbicas. Después,
eso sí, si sobrevivo, las justificaría.

Por si sirve mi testimonio personal diré que me relaciono con el animal
racional, el bicho, no importa que el bicho sea premio nobel o levantador de
peso, prestando atención preferente a lo de animal. Lo de racional, ya veremos.
Esto es, si el animal está nervioso o no, si responde a mensajes complejos, si
es agregador o disolvente, si está abatido, si necesita cariño... Espero ser
tratado de igual manera. Me molesta que me presupongan racional y se olviden de
que soy un animal. Un animal casi siempre asustado.


>  ... si podemos reevaluar la actualidad y los mecanismo sociales que aún
> continuan creando la dinámica xenofobica.

¡Ok, ok, ok! Es imposible estar en contra

Antonio Yuste



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